Sabemos que, en la actualidad, el aluminio es uno de los metales más importantes que existe. Este, está ganando cada vez más espacios en los distintos campos y rubros, debido a sus características y sus múltiples beneficios. Pese a esto, es mucho lo que todavía no se sabe sobre este material. En esta ocasión, queremos hablar acerca de dos procesos que pueden hacerse sobre el aluminio y diferenciarlos. Nos estamos refiriendo al templado y el anodizado.
Todo sobre el anodizado
Lo que se conoce como anodizado es un proceso que se hace sobre el aluminio. Se trata, básicamente, de un tratamiento superficial que lo que busca es generar una capa de óxido de aluminio. Es la creación de esa capa de manera controlada la que se desarrolla a través de un proceso electrolítico. A lo largo de ese proceso, lo que se hace es pasar una corriente continua a través de la superficie del metal, que acaba funcionando como un ánodo en un medio que es ácido.
Cabe destacar que lo que resulta de este proceso es una capa superficial. No obstante, como tal, es protectora y se destaca por ser alúmina y microporosa pasiva.
Entre las funciones del anodizado, podemos destacar especialmente las siguientes:
- La generación de una protección que sea aislante en cuanto a electricidad
- El tinte y la decoración
- La protección mecánica contra la corrosión y contra el desgaste
- La generación de una mayor dureza contra el accionar de los cambios naturales
Todo sobre el templado
Por su parte, lo que se conoce como templado de aluminio es un proceso de calentamiento o de enfriamiento de los metales que se encuentran en su estado sólido. Lo que busca esto es generar una modificación en las propiedades mecánicas que el metal posee, como así también en su estructura metalográfica. Uno de sus objetivos es poder eliminar las tensiones residuales.
Habitualmente, el templado del metal se realiza luego de que estos se han endurecido, para así poder aumentar aún más esa dureza. El procedimiento, si lo vemos brevemente, se lleva a cabo calentando el aluminio a una temperatura más baja que la que se suele usar en el proceso de fundido. El control de la temperatura es lo que garantiza que toda la tarea se resuelva correctamente.
Cuando los tratamientos térmicos como es el caso del templado se aplican a distintas aleaciones del aluminio, lo que se está buscando es aumentar la resistencia y la dureza de esas aleaciones. Por eso, genera mejores condiciones del material para enfrentarse a los efectos corrosivos.