
La incorporación del aluminio en la industria automotriz no es algo nuevo. Audi es una de las empresas de mayor envergadura que ha comenzado hace tiempo a incorporar este material para la fabricación de sus vehículos. El primer caso se dio en el año 1994, cuando presentó el primer coche Audi A8 con tecnología de construcción ligera Audi Space Frame. Desde ese entonces, ha continuado empleando el aluminio en conjunto con otros materiales ligeros en la cuarta generación de la famosa berlina de lujo, para lograr una tecnología de construcción ligera multi-material.
Procedimiento de Audi para el uso de aluminio
Lo que Audi hace es procesar el material para poder reutilizarlo a partir de un ciclo cerrado de reciclaje. Esto se debe a que la producción original de aluminio requiere de una gran cantidad de energía. Dicho proceso permite ahorrar grandes cantidades de materias primas, contribuyendo además a que los automóviles entren en fase de uso con un equilibrio ambiental más amplio que otros modelos.
El director de Estrategia de Compras, Marco Philippi, ha explicado que:
“El uso eficiente de los recursos es tan importante para nosotros como la reducción de las emisiones de CO2 (…) La energía necesaria para la reutilización de aluminio secundario es hasta un 95% inferior que la que se necesita en el caso del aluminio primario.”
Historia del aluminio en Audi
La primera vez que Audi introdujo el circuito cerrado de aluminio fue en el año 2017 en sus instalaciones de Neckarsulm. La chapa de aluminio sobrante que se genera en la nave de prensado se devuelve al proveedor de forma directa. Este último lo prepara y reprocesa para luego poder obtener el aluminio secundario reciclado, manteniendo la misma excelente calidad que el original. Este es el aluminio que Audi va a utilizar posteriormente en la línea de producción.
Este procedimiento es llevado a cabo por parte de Audi con dos proveedores. De esta manera, lo que logra es incrementar la cantidad de aluminio que puede entrar en el ciclo cerrado. Esto le ha permitido a la empresa ahorrar 150.000 toneladas de emisiones de dióxido de carbono a lo largo de todo el año 2019. Es nada menos que dos tercios más que lo ahorrado en el año 2018.
Otro espacio que ha introducido el circuito cerrado del aluminio es la factoría de Ingolstadt. Se espera que otras instalaciones de la marca lo implementarán también próximamente. Este aluminio secundario se usa en distintas partes de la carrocería de varios modelos de Audi. Estos modelos son el A3, A4, A5, A6, A7 y A8.
Transición eléctrica y emisiones de carbono
La transición hacia la modalidad de conducción eléctrica aumenta la proporción de las emisiones de dióxido de carbono. Estas se atribuyen a la cadena de los suministros. Se usa tanto en los procesos de producción previos como en el resto de la cadena. Esto ha permitido generar datos que estimen que Audi logrará generar una cuarta pate de las emisiones de dióxido de carbono de cara al año 2025.
Actualmente, la marca se encuentra trabajando con sus proveedores para poder implementar medidas que tengan un impacto en esta fase inicial del total del proceso de producción. En el año 2018, la empresa dio lugar a un nuevo programa de acción para poder encontrar medidas que contribuyeran en la reducción de las mencionadas emisiones. Lo que se cree es que estas medidas podrán ser efectivas en su totalidad en el año 2025. De esta manera, lo que se considera es que se podrá lograr un ahorro potencial de 1,2 toneladas por vehículo de emisiones de dióxido de carbono.